Eres parte de la familia de Dios — Su cuerpo de creyentes.

Perteneces aquí, a la Iglesia de Dios; para encontrar propósito, para servir, para tener apoyo, para aprender y para crecer en tu amor por Él y por los demás. Y Su plan es que vivas estas bendiciones y desafíos en una comunidad con otros creyentes.

La palabra «iglesia» ha significado distintas cosas en diferentes culturas a lo largo de la historia. La Biblia lo expresa en forma sencilla: tú y yo somos la Iglesia. Somos un «cuerpo» global de creyentes, unidos a través de denominaciones, naciones y siglos como los representantes de Cristo en el mundo. Además, ¡somos una comunidad local que se reúne habitualmente a adorar a Dios, a edificarnos unos a otros y a compartir juntos la vida!

Las diversas partes de un solo cuerpo.

En la Biblia, el apóstol Pablo habla de la Iglesia que funciona como un cuerpo, con Cristo como cabeza. Así como los cuerpos humanos tienen manos y pies, cada persona en la iglesia —el cuerpo de Cristo— tiene dones únicos que pueden contribuir a la vida dinámica de la comunidad de Dios. Juntos, somos las manos y los pies de Jesús en el mundo hoy. 

Así como nuestro cuerpo tiene muchas partes y cada parte tiene una función específica, el cuerpo de Cristo también. Nosotros somos las diversas partes de un solo cuerpo y nos pertenecemos unos a otros. Romanos 12:4-5

Somos el cuerpo de Cristo, y cada uno de nosotros es único e importante. Estar en comunidad te fortalece y bendice a las personas que amas y sirves. Es muy bueno servirnos unos a otros, bendecir y ser bendecido.

La Iglesia es una familia y un refugio para los débiles.

Tu familia de la iglesia está siendo transformada al igual que tú, por el poder del Espíritu Santo. Se equivocarán en el camino, y tú también. No importa cuánto hayas avanzado en esta travesía de seguir a Cristo; a veces, decidimos actuar con egoísmo.

Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros. Colosenses 3:13

Recuerda cuánto se te ha perdonado. Lo que te justifica no es lo que haces, sino la sangre justa de Jesús. Aprenderás a perdonar a otros tal como Dios te perdona generosamente. Las relaciones no son fáciles, ¡pero pueden ser profundamente satisfactorias!

 

Nunca fue la idea que transitáramos este camino solos.

Jesús y Sus amigos fieles atravesaron los desafíos de la vida juntos. ¡Nosotros también podemos hacerlo! En la Iglesia, hay desacuerdos, pero somos más fuertes juntos.

Hagan todo lo posible por mantenerse unidos en el Espíritu y enlazados mediante la paz. Pues hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, tal como ustedes fueron llamados a una misma esperanza gloriosa para el futuro. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, quien está sobre todos, en todos y vive por medio de todos. Efesios 4:3-6

El enemigo de nuestra alma intentará dividirnos

Todos los creyentes tenemos el amor de un solo Padre, el perdón de un solo Cristo y somos llenos de un solo Espíritu. El enemigo de nuestra alma intentará dividirnos según nuestras opiniones y preferencias. Pero siempre recuerda que la paz y el amor que nos unen son más poderosos que las diferencias que nos dividirían. Todos estaremos juntos en la eternidad con Cristo, ¡y podemos disfrutarnos y amarnos los unos a los otros desde ahora!

¡Qué maravilloso y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía! Salmo 133:1

Se nos ha encomendado amarnos unos a otros como Cristo nos ama. Somos hermanos y hermanas en la familia de Dios. Atesora este regalo: la unidad de nuestra salvación común en Cristo. Protejamos el regalo de la unidad que Él nos dio, ¡estar juntos es realmente algo hermoso!

 

Las manos y los pies de Dios.

La iglesia local es una estación misionera del reino de Dios en un mundo que lo necesita desesperadamente. Cuando Cristo te hace una nueva creación, te transformas en parte de la Iglesia global de Dios. ¡Te transformas en las manos y los pies de Dios en el mundo! El mejor lugar para que sirvas y crezcas en tu fe es en una iglesia local cerca de la comunidad donde vives.

 

¿Cómo elijo una iglesia local?

Busca una iglesia fundada en la Biblia. No todos los lugares que afirman ser cristianos representan lo que la Biblia enseña. Aquí tienes algunas cosas para tener en cuenta.

¿La iglesia afirma la enseñanza de la Escritura? ¿La Escritura es la única autoridad en cuestiones de la vida y la fe, o solo tiene una pequeña influencia en lo que enseñan los líderes? 

¿La iglesia cree en la deidad de Jesús, en que Jesús es Dios y que Su muerte en nuestro lugar en la cruz es lo único que puede salvarnos, al ponernos a cuentas con Dios? 

¿La iglesia cree que, para recibir esa salvación, una persona debe arrepentirse de pecados y poner su fe en Jesucristo?

¿Sus líderes demuestran liderazgo espiritual, madurez en su fe y el fruto del Espíritu Santo?

¿La iglesia cree que somos salvos por gracia, dado como un regalo de Cristo Jesús y no por algo que hayamos conseguido?

¿Podré usar mis dones espirituales y prosperar en mi caminar con Dios?

No hay dos iglesias iguales. Las iglesias diferirán en estilo de alabanza, impacto sobre la comunidad, convicciones denominacionales, misión global, vestimenta, etc. La mayoría de estas cuestiones tiene que ver con la preferencia — puedes elegir lo que más te guste una vez que estés seguro de que el fundamento de la iglesia sea bíblicamente fuerte.

¿Estás dispuesto a dar el próximo paso en tu travesía con Dios y asistir a una iglesia esta semana? ¡Inténtalo y observa qué hace Dios!

 
 

ora hoy…

Gracias, Señor, por el regalo de una comunidad a la que puedo pertenecer y donde puedo crecer. Así de imperfectos como somos, nos creaste para servirte y para soñar en grande juntos. Señor, ayúdame a ver el valor de los dones y las habilidades de los demás, así como los míos. Dame la fuerza, la sabiduría y la perspicacia para glorificarte junto con la Iglesia. Ayúdame mientras aprendo a compartir toda la alegría y el dolor de mi vida con la familia de Dios. En el nombre de Jesús, amén.