¡El Espíritu de Dios vive en mí!
El Espíritu de Dios habita dentro de nosotros, ¡transformando nuestras pasiones y llenándonos de Su poder para que llevemos a cabo los propósitos de Dios! Nos guía, nos ayuda, nos fortalece, nos consuela y produce la mejor clase de fruto en nuestra vida.
Jesús dijo que le pediría al Padre que nos enviara un Abogado, un Ayudador: el Espíritu Santo. La palabra «Espíritu» en los Evangelios viene del griego pneuma, como el aliento o el viento. Es el aire mismo de nuestros pulmones, que infunde oxígeno y vida a cada parte de nuestro ser.
Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Abogado Defensor, quien estará con ustedes para siempre. Me refiero al Espíritu Santo, quien guía a toda la verdad. El mundo no puede recibirlo porque no lo busca ni lo reconoce; pero ustedes sí lo conocen, porque ahora él vive con ustedes y después estará en ustedes. No los abandonaré como a huérfanos; vendré a ustedes. Juan 14:16-18
El Espíritu Santo + la esperanza.
Cuando aceptaste a Jesús, ¡el Espíritu Santo vino a vivir dentro de ti! Está presente en medio de todo lo roto en nuestra vida, de las dificultades y las crisis, mientras aguardamos con ansias lo que vendrá en el cielo. Jesús dijo que esa fue una de las razones por las cuales murió: para que Su presencia, Su Espíritu Santo, viniera a vivir en ti.
En realidad, es mejor para ustedes que me vaya porque, si no me fuera, el Abogado Defensor no vendría. En cambio, si me voy, entonces se lo enviaré a ustedes. Juan 16:7
El Espíritu de Dios no es tan solo un amigo que habita en nuestro interior; es el Espíritu de Dios, que nos cambia desde adentro hacia afuera. el Espíritu Santo trae una clase de esperanza que no depende de las circunstancias de la vida. Podemos poseer esta esperanza incluso si no la «sentimos».
…Entonces rebosarán de una esperanza segura mediante el poder del Espíritu Santo. Romanos 15:13
Puedes querer lo que Dios quiere porque Él vive en ti. Te fue dado un nuevo poder: ¡el poder de hacer lo que alegra a Dios!
Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada. Filipenses 2:13
Recibe poder para vivir tu propósito
Como estás conectado a la fuente de vida, Dios mismo, ¡puedes llevar a cabo el hermoso propósito de Dios para tu vida!
Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí. Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada. Juan 15:4-5
En el pasaje de más arriba, Jesús se describe como la fuente de la vida. El Espíritu Santo es tu conexión con Jesús. Así como una rama pequeña está conectada a la vid más grande y arraigada, obtienes tu sustento espiritual de Dios a través del sistema de comunicación del Espíritu.
Su presencia vivificante te riega. Recibes el alimento que necesitas. Floreces. ¡Recibes el poder para dar fruto! El Espíritu Santo te permite recuperar los propósitos fructíferos de Dios para tu vida.
Pero ¿qué significa eso? ¿Cuál era el propósito original de Dios para la humanidad, mucho antes de que el pecado entrara en el mundo?
Los frutos del Espíritu.
Fidelidad
Dios quiere que prosperemos y cuidemos nuestro mundo.
Dios los bendijo: «¡Prosperen! ¡Reprodúzcanse! ¡Llenen la tierra! ¡Tomen las riendas! Encárguense de los peces del mar y las aves en el cielo, de todo ser vivo que se mueve sobre la faz de la tierra». Génesis 1:28, MSG
Gracias al Espíritu, podemos ser guardianes confiables y comprometidos de las muchas bendiciones que Dios nos confió.
Alegría, Gentileza
Dios quiere que recibamos Su provisión.
Entonces Dios dijo: «¡Miren! Les he dado todas las plantas con semilla que hay sobre la tierra y todos los árboles frutales para que les sirvan de alimento». Génesis 1:29
Podemos ser amables y generosos con los demás, mientras recibimos con alegría lo que Dios nos provee. Quiere que lo busquemos como proveedor, y que no nos preocupemos.
Bondad
Dios quiere que seamos obreros que creen belleza en el mundo.
El Señor Dios puso al hombre en el jardín de Edén para que se ocupara de él y lo custodiara. Génesis 2:15
Cada vez que nos esforzamos por crear algo hermoso o que bendice a otros, permitimos que el mundo vislumbre a Dios.
Control Propio
Dios quiere que vivamos dentro de Sus límites por nuestra propia libertad, seguridad y bienestar.
Pero el Señor Dios le advirtió: «Puedes comer libremente del fruto de cualquier árbol del huerto, excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comes de su fruto, sin duda morirás». Génesis 2:16-17
Podemos vivir dentro de los límites de Dios para nosotros y que sigamos Sus mandamientos beneficiosos.
Amor
Dios quiere que vivamos en comunidad con otros.
Después, el Señor Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Haré una ayuda ideal para él». Génesis 2:18
Podemos fortalecernos y edificarnos unos a otros a través del lazo de comunión en amor genuino.
Gentileza y Paciencia
Dios nos da la responsabilidad de cuidarnos unos a otros, y no dañarnos.
Luego el Señor le preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano? ¿Dónde está Abel? —No lo sé—contestó Caín—. ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?
Pero el Señor le dijo: —¿Qué has hecho? ¡Escucha! ¡La sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra! Génesis 4:9-10
Mediante el Espíritu, podemos resistir cuando alguien que nos resulta difícil de llevar nos provoca. Dios tiene una paciencia infinita con nosotros. Podemos servir a otros con humildad, sin creernos más importantes que el resto. Todos somos hermanos, y tenemos la tarea de cuidarnos mutuamente.
¡Inténtalo y observa qué hace Dios!
¿En cuál de estas áreas te sientes más débil? ¿Puedes pedirle a Dios que te ayude a desarrollarte y que trabaje contigo en esa área? Es un excelente pedido para hacerle al Señor en oración. A Él le agrada que le ofrezcamos todo nuestro ser; en especial, los lugares en donde estamos más rotos.
¡Inténtalo y observa qué hace Dios!
Mediante el Espíritu, podemos personificar todo el fruto del Espíritu, de manera que representemos fielmente Su carácter en la tierra.
Dios está deshaciendo poco a poco los efectos a largo plazo del pecado. Lo hace a través de ti y de mí, al restaurar los lugares profundos de nuestro corazón. Inclínate a estos beneficios redentores que vienen de estar habitado por el Espíritu.