Tienes una nueva identidad en Cristo.
Ahora que renaciste en Cristo, y que has venido a Su luz, tienes una nueva identidad. Te has alejado de las cosas vacías que llenaban tu vida. Las cosas viejas pasaron, y lo nuevo ha llegado.
[Jesús] murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado. […] Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! 2 Corintios 5:15, 17, NVI
Tu identidad ahora se forma por lo que Dios es.
La Palabra de Dios es la mejor fuente para entender quién eres en Cristo.
Él los hizo aptos para que participen de la herencia que pertenece a su pueblo, el cual vive en la luz. Pues él nos rescató del reino de la oscuridad y nos trasladó al reino de su Hijo amado, quien compró nuestra libertad y perdonó nuestros pecados. Colosenses 1:12-14
Si alguna vez te levantaste lo suficientemente temprano como para ver el amanecer, ya conoces el poder de esta imagen. Lo que estaba escondido por la oscuridad —aquello que daba miedo— ahora se puede ver con claridad. Y hay una belleza magnífica.
Has sido llevado de la oscuridad a la luz.
Ahora que le perteneces a Dios, nada puede separarte de Su amor.
Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Romanos 8:38
Hace años, naciste con un corazón que latía y un cuerpo. Te pusieron un nombre. Ese fue tu primer nacimiento, tu nacimiento físico. Pero cuando aceptaste la oferta de Cristo de nueva vida, ¡naciste de nuevo! La parte de ti que puede conectarse con Dios y vivir para siempre cobró vida. Ahora que le perteneces a Dios, nada puede separarte de Su amor.
Tienes un Padre celestial que nunca te fallará.
Él te sustenta, te ama, te guía y te recibe con amor. No eres tan solo un obrero o un sirviente para Él.
Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo. Efesios 1:5
Antes de conocer a Jesús, no éramos para nada libres. Éramos esclavos del pecado, atrapados por nuestros propios deseos. Pero cuando aceptaste a Cristo como Salvador, recibiste la libertad por la cual Él pagó el precio más alto: la muerte en una cruz.
Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús; y porque ustedes pertenecen a él, el poder del Espíritu que da vida los ha libertado del poder del pecado, que lleva a la muerte. Romanos 8:1-2
Ser libre en Cristo no significa que nunca más vayas a pecar o a cometer un error, pero sí significa que ya no eres esclavo del pecado.
Cuando Dios te mira, no ve todo lo que hiciste mal en tu vida.
Te ve lavado, más blanco que la nieve, mediante la sangre de Su Hijo, Jesús.
Pues su amor inagotable hacia los que le temen es tan inmenso como la altura de los cielos sobre la tierra. Llevó nuestros pecados tan lejos de nosotros como está el oriente del occidente. Salmo 103:11-12
Jesús cargó con toda nuestra vergüenza: ¡se la llevó! Nuestra culpa fue lavada. Cuando Él te lava, quedas verdaderamente limpio.
Cuando aceptaste a Jesús, ¡el Espíritu Santo vino a vivir dentro de ti!
Siempre está contigo, dirigiéndote a la verdad. Te abre un camino y siempre te cuida la espalda.
Está Dios, presente, ahora mismo, ¡y puede ayudarte! El Espíritu Santo te ayudará a prosperar como hijo de Dios. Puedes pedirle que te sostenga.
Sin embargo, cuando el Padre envíe al Abogado Defensor como mi representante—es decir, al Espíritu Santo—, él les enseñará todo y les recordará cada cosa que les he dicho. Juan 14:26
El Espíritu Santo obra en nuestro corazón, nuestra mente, nuestra alma y nuestro espíritu. Nos ayuda a entender a Dios, y a amar a Él y a los demás. Te transforma día a día.
¿Sientes como si hubiera una guerra en tu mente?
¡Es porque la hay! La Biblia describe tu mente como un campo de batalla. Decidiste seguir a Jesús y alinear tu vida con Su Palabra, y el enemigo quiere alejarte, engañándote con palabras de duda. No te dejes engañar. Tomaste la decisión correcta y ERES lo que Jesús dice que eres.
Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos. Destruimos todo obstáculo de arrogancia que impide que la gente conozca a Dios. Capturamos los pensamientos rebeldes y enseñamos a las personas a obedecer a Cristo. 2 Corintios 10:4-5
Eres un hijo elegido y amado por Dios, completamente lavado por la sangre de Jesús y completamente salvo de la muerte para un propósito maravilloso.